Speaker 1: Patrulla el mar Báltico en busca de embarcaciones que se desplacen de manera errática o reduzcan su velocidad repentinamente, señales de posibles intentos de dañar infraestructuras submarinas. Lo principal es demostrar presencia, mostrar que estamos revisando todos los barcos que pasan por esta área. Básicamente, estamos intentando prevenir que algo malo ocurra en esta zona del mar. El mes pasado, los cables eléctricos Estlink-2, que conectan a Estonia con Finlandia y abastecen a miles de personas, sufrieron daños. Estonia sospecha que fue un ataque dirigido por Rusia y está investigando. Esto se suma a una serie de incidentes. El oleoducto Nord Stream fue destruido en 2022, el gasoducto Baltic Connector en 2023 y más recientemente los cables de Internet que conectan Taiwán con Estados Unidos. Y ha habido muchos otros casos similares. Aunque las motivaciones detrás de estos ataques son evidentes, los estados presuntamente responsables mantienen un nivel de negación plausible. Oficialmente se trata de embarcaciones comerciales, las que hemos identificado como sospechosas hasta ahora. Es muy difícil demostrar que están operando en conjunto y mucho menos en nombre de un estado hostil. Así pueden intentar ataques cada vez más descarados, a mayor escala o más elaborados para interrumpir o dañar cables y oleoductos. Los países afectados tienen pocas opciones para prevenir estos ataques más allá de patrullar los mares. Con millones de kilómetros de infraestructura submarina, cualquier esfuerzo de patrullaje es apenas una gota en el océano.